sábado, 7 de enero de 2012

En torno a la cronología del templo de San Dionisio de Jerez de la Frontera

Fernando LÓPEZ VARGAS-MACHUCA: "En torno a la cronología del templo de San Dionisio de Jerez de la Frontera", en Archivo Español de Arte, nº 287, Madrid, 1999, págs. 345-349.

Este artículo fue mi primer paso para determinar la cronología del emblemático templo jerezano, sirviendo sus aportaciones de ayuda para que Manuel Romero Bejarano y José María Guerrero Vega hayan realizado importantes aportaciones a la cuestión. A su vez, las publicaciones de estos colegas y amigos sobre San Dionisio están siendo en estos momentos una sólida base para un trabajo que esperamos avance de manera considerable sobre lo que hasta ahora entre todos hemos venido presentando.
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Uno de los capítulos más interesantes en el desarrollo de la arquitectura cristiana medieval en Andalucía es el referido a los templos levantados en Jerez de la Frontera, en los que formas del primer gótico castellano van a convivir con motivos procedentes del arte almohade que les van a conferir un aspecto sumamente original. Por desgracia, la casi total carencia de datos seguros acerca de la edificación de los mismos, unida a la pervivencia de fórmulas arcaizantes a lo largo de un dilatado período de tiempo, ha impedido establecer una línea cronológica fiable que permita determinar con exactitud la evolución de la arquitectura en esta ciudad desde la conquista cristiana hasta que la decisiva implantación de la estética de la catedral de Sevilla señale un nuevo y fructífero rumbo en el devenir de las formas arquitectónicas de la órbita jerezana.

En este breve artículo nos vamos a acercar a uno de los monumentos fundamentales del grupo: la iglesia dedicada a San Dionisio, santo patrón de la ciudad. Se trata de un edificio singular por la original ornamentación que presentan los pilares y arcadas de sus tres naves, las portadas de las capillas y los vanos -ciegos o no- del hastial y de la mitad inferior de la famosa torre de la Atalaya; ésta, adosada al ábside del Evangelio, es propiedad municipal desde su construcción. El amplio ábside principal y la complicada bóveda del “crucero”, aunque son de estirpe gótica, pertenecen a una fase estilística claramente posterior.

Jerez San Dionisio pilar 

Dado que hasta los años sesenta el interior del templo permaneció enmascarado por una reforma dieciochesca, la peculiar decoración de arcos y pilares no pudo ser analizada en los fundamentales trabajos de Diego Angulo e Hipólito Sancho de Sopranis (1). Tras la decisiva restauración promovida por el padre Luis Bellido (aún hoy cura párroco) y culminada por el arquitecto Rafael Manzano, diferentes historiadores se han acercado al edificio para exponer sus particulares puntos de vista, que divergen especialmente en lo que respecta a la cronología: es alfonsí para Rafael Cómez, de mediados del XV para Alfonso Jiménez, quien señala su relación con la parroquia de El Salvador de Vejer de la Frontera, y de la segunda mitad del XIV para Carlos García (2). La fecha de 1457 que recogen por inercia diversos investigadores no tiene valor en lo que se refiere a labores constructivas (3). Pues bien, nuestra intención es arrojar alguna luz al respecto presentando una montea hasta ahora inédita existente en el interior de la torre.

También conocida hasta el pasado siglo como "torre del reloj de la ciudad", la torre de la Atalaya se compone de dos cuerpos prismáticos de planta rectangular. El pequeño, adosado al muro occidental del mayor, cumple la función de albergar una escalera de caracol, la cual gira en sentido contrario al de las agujas del reloj; a ella se accede desde el interior de la iglesia (la puerta que comunicaba la escalera con el exterior fue eliminada durante la restauración). El grande se distribuye en dos pisos, con sendas estancias cubiertas mediante bóvedas de crucería simple, con plementería de ladrillo, cuyos nervios parten de columnillas cortadas que presentan capiteles vegetales y de mocárabes. En la inferior los nervios poseen bocel de remate plano, al igual que los de la bóveda de acceso meridional al templo. En la estancia superior se hallan flanqueados por dientes de sierra. El que ésta se orne al exterior con cardinas y arcos conopiales que delatan fechas muy avanzadas (4) pone de manifiesto que el cuerpo superior se realizó bien entrado el siglo XV (5).

El cuerpo inferior es sin duda anterior a éste: frecuentemente se ha señalado el contraste en la ornamentación de los vanos y el cambio en la disposición interna de la escalera. Añádase ahora a estas circunstancias la parcial alteración de los modelos de los numerosos signos de cantería que aparecen grabados en los muros. No podemos aquí extendernos sobre este aspecto, que exige un estudio monográfico, pero hemos de subrayar que el que tal alteración sea sólo parcial parece indicar que la paralización de las obras, cuya causa seguimos ignorando, no debió de ser muy dilatada.

La montea se encuentra situada en la mitad inferior de la escalera, en un descansillo que accede desde la misma hasta un hueco que permite contemplar de cerca la alta bóveda del primer cuerpo (aproximadamente en la hilada cuarenta y tres). Cerca encontramos dos esbozos del mismo motivo, probablemente también monteas. Consiste en un lazo en forma de ocho tallado con cierto volumen, con el trazo inferior resuelto en suaves curvas y el superior apuntado.

Pues bien, dicho tipo de lazo es precisamente el que aparece en el extremo inferior de los peculiares baquetones entrelazados que recubren cada una de las cuatro caras de los pilares de la iglesia. Ciertamente encontramos abundantes lacerías en otros lugares del edificio, pero la montea corresponde única y exactamente a los "ochos" de estos gruesos baquetones. Ello lleva a pensar que el cuerpo inferior de la torre pertenece a la misma campaña constructiva en la que se levantaron los pilares y arcos del templo.

Aunque este aspecto lo corrobora la identidad del repertorio decorativo (entrelazo, angrelado, mocárabes), se ha venido sosteniendo que toda la torre es posterior a la construcción de las naves. Tal hipótesis fue planteada en 1932 por Angulo, quien sagazmente reparó en que los muros laterales de la misma se habían formado recreciendo dos contrafuertes del muro del Evangelio (6). Sin embargo, la montea aquí presentada y la referida similitud en la ornamentación (7) parecen contradecir esta afirmación.

Jerez San Dionisio cabecera evangelio

La contradicción se resuelve si establecemos que el ábside junto al que se levanta la torre es una reutilización parcial de una fábrica anterior. El análisis detallado del ábside (perfil de los nervios, disposición de los sillares, ventanas ocultas por el retablo de San Cayetano) nos confirmará en un próximo trabajo esta hipótesis. Nada inhabitual que fueran parcialmente aprovechadas estructuras de un edificio primitivo (último tercio del XIII o primero del XIV) a la hora de levantar el espléndido conjunto que hoy contemplamos: posiblemente las muy alteradas portadas septentrional y occidental corresponden también a una cronología más temprana.

La única fecha que conocemos correspondiente a las obras medievales de nuestro edificio se refiere a la torre: en las Actas Capitulares del Cabildo del 17 de marzo de 1447, se lee que «fue ordenado faser relox...» (por el Adelantado Per Afán de Ribera) «..., e está çerca de fecha la torre para el dicho relox,...» (8). Tenemos así la certeza de que en dicho momento ésta se encontraba en obras, lo que encaja con la afirmación de Bartolomé Gutiérrez -que no cita su fuente- según la cual fue levantada en 1449, fecha que podría corresponder a la momentánea culminación de la empresa (9). De esta manera tenemos un término ante quem para la construcción no sólo de la torre, sino también de los pilares y arcos de las naves (10).

Aún es necesaria una investigación más a fondo sobre este edificio y otras realizaciones de su órbita (11). Sea como fuere, podemos establecer que las naves del templo parroquial de San Dionisio y el primer cuerpo de su torre fueron construidos dentro de una misma campaña, no posterior a 1449, y muy probablemente dentro de la propia primera mitad del siglo XV.

NOTAS

[i]. D. ANGULO ÍÑIGUEZ: Arquitectura mudéjar sevillana de los siglos XIII, XIV y XV, Sevilla, 1932, reed. 1983. H. SANCHO DE SOPRANIS: Introducción al estudio de la arquitectura en Jerez, Cuaderno de estudio nº 1 de la revista Guión, Jerez, 1934. La primera de estas obras sigue estando vigente en líneas generales, pero el análisis de los templos jerezanos es claramente incompleto. Mucho más extensa, novedosa y documentada resulta la segunda, aun también con reparos.

[ii]. R. CÓMEZ RAMOS: Arquitectura alfonsí, Sevilla, 1979, págs. 113-119. A. JIMÉNEZ MARTÍN: "Arquitectura gaditana de época alfonsí", en Cádiz en el siglo XIII, Cádiz, 1983, pág. 150. C. GARCÍA PEÑA: Arquitectura gótica religiosa en la provincia de Cádiz. Diócesis de Jerez, tesis doctoral leída en la Universidad Complutense de Madrid en 1990, págs. 402-406.

[iii]. Esta fecha fue aportada por Mesa Xinete, quien presentó el testamento de un tal Juan Román, el cual declaraba haber comprado entonces una sepultura «junto a el altar mayor, que por entonces se estaba labrando» (el subrayado es nuestro). Como vemos, esta expresión no tiene nada que ver con la erección de las naves. F. MESA XINETE: Historia sagrada y política de Xerez de la Frontera, Jerez, 1888, págs. 181-182.

[iv]. Como acertadamente ha señalado Carlos García, existe un cierto parecido entre el vano ciego de la cara oriental y los respaldos de la sillería alta del coro de la catedral de Sevilla, obra concluida y firmada por Nufro Sánchez en 1478. GARCÍA: ob. cit., pág. 383.

[v]. La aparición de dientes de sierra en la bóveda de un recinto ornado con los elementos referidos demuestra que en Jerez se sigue usando este motivo en fechas muy avanzadas, como ocurre en el templo de Santo Domingo. F. LÓPEZ VARGAS-MACHUCA: "Un ejemplo de reutilización y asimilación de arquitectura almohade: la iglesia del convento de Santo Domingo de Jerez de la Frontera", en El Mediterráneo y el Arte Español. Actas del XI congreso del CEHA (Valencia. Septiembre 1996), Valencia, 1998, págs. 27-30.

[vi]. ANGULO: ob. cit., págs. 160-162. Este autor señaló la relación entre los vanos de la torre y las puertecillas del ábside del templo de San Juan de los Caballeros, pero hoy día no podemos apoyarnos en tal similitud para establecer precisiones cronológicas, ya que éstas son falsas. SANCHO DE SOPRANIS: ob. cit., pág. 4.

[vii]. «Es verdad que la fábrica de la torre aparece claramente añadida a la principal de la iglesia contigua, pero son tantos los detalles que enlazan la torre con la iglesia misma, que hay que suponerlas muy poco separadas en el tiempo». C. PEMÁN: "Sobre la torre de San Dionisio de Jerez", en Academia, 1953-54, t. II, págs. 88-90.

[viii]. Archivo Municipal de Jerez de la Frontera, Actas Capitulares de 1447, fol. 24 v. Este documento fue publicado por A. MUÑOZ Y GÓMEZ: Historiógrafos y antigüedades de Xerez de la Frontera, Jerez, 1889, págs. 161-162. Posteriormente fue recogido por M. ESTEVE GUERRERO: Jerez de la Frontera (Guía oficial de arte), Jerez, 1952, pág. 122. Posiblemente en el mismo se base la certificación del Ayuntamiento de 1977 que Carlos García ha presentado según la cual la torre de la Atalaya figura en todos los inventarios municipales desde 1447. GARCÍA: ob. cit., pág. 406


[ix]. B. GUTIÉRREZ: Historia del estado presente y antiguo de la muy noble y muy leal Xerez de la Frontera, Jerez, 1886, (ed. facsímil: 1989), vol. I, pág. 312.

[x]. Luis de Grandallana señaló otra fecha: 1420. Dado que no hemos logrado localizar su fuente, resulta arriesgado caer en la tentación de establecer que ésta corresponde al primer cuerpo (y por ello a las naves), y que en 1447-49 lo que se levanta es el segundo, donde estuvo colocado el reloj. L. de GRANDALLANA Y ZAPATA: Noticia histórico-artística de algunos de los principales monumentos de Jerez, Jerez, 1885 (ed. facsímil: 1989), pág. 43.

[xi]. En la portada occidental de la parroquia de la O de Sanlúcar de Barrameda se entremezclan elementos decorativos que encontramos en los dos cuerpos de la torre de la Atalaya. Sobre la cronología ofrece una hipótesis interesante H. SANCHO DE SOPRANIS: "Un monumento mudéjar poco conocido de la Baja Andalucía: Santa María de la O de Sanlúcar de Barrameda", en Mauritania, marzo de 1943, nº 184, págs. 75-79.

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