F. LÓPEZ VARGAS-MACHUCA: "Un ejemplo de reutilización y asimilación de la arquitectura almohade: la iglesia del Convento de Santo Domingo de Jerez de la Frontera", en El Mediterráneo y el Arte Español. Actas del XI congreso del CEHA (Valencia. Septiembre 1996), Valencia, 1998, págs. 27-30.
Este texto lo elaboré en 1996 y lo presenté en un congreso del CEHA en Valencia, en mesa presidida por Joaquín Yarza Luaces. Aunque espero en el futuro matizar algunos aspectos, creo que la aportación sigue siendo válida y modifica de manera sustancial el conocimiento que hasta ahora teníamos de la historia del edificio.
Ahora bien, este artículo y todo su contenido no han sido recogidos en cuatro publicaciones realizadas con posterioridad. La primera, el estudio de Esperanza DE LOS RÍOS: “La Historia del Arte en Jerez desde la Edad Media hasta el siglo XVII: Edad Media”, en Historia de Jerez de la Frontera, t. III, págs. 15-44, Cádiz, 1999. La segunda, la breve monografía de Fray José CUENCA FUENTES Real Convento e Iglesia de Santo Domingo, Jerez de la Frontera, Córdoba, 2000. La tercera, la obra divulgativa de Ricarda LÓPEZ GONZÁLEZ: El mudéjar en Jerez, Jerez, 2004. La cuarta, el recién publicado trabajo de Rosalía GONZÁLEZ RODRÍGUEZ y Laureano AGUILAR MOYA sobre El sistema defensivo islámico de Jerez de la Frontera. Fuentes para su reconstrucción virtual.
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La pervivencia de la arquitectura almohade en los reinos cristianos peninsulares ha de explicarse a partir de dos fenómenos sucesivos. El primero, la reutilización de numerosas edificaciones musulmanas. El segundo, la progresiva asimilación de diversos de sus elementos, integrados en un nuevo contexto. Aquí nos vamos a centrar en un edificio en el que se dieron ambos: reutilización y asimilación. Se trata del templo del convento de Santo Domingo de Jerez, obra de gran envergadura y complejidad, pero escasamente estudiada. Para ello vamos a contrastar unos textos aún no correctamente valorados con las imágenes que nos ofrecen una vista de Jerez dibujada por Anton Van den Wyngaerde en 1567, que se halla en la Biblioteca Nacional de Viena, y uno de sus dibujos preparatorios, conservado en el Museo Victoria and Albert de Londres[1].
Construida -como es habitual en Jerez- en cantería, combinando irregularmente soga y tizón, presenta la iglesia hoy una peculiar planta de dos largas naves dispuestas en forma de "T". La principal, que sería el brazo horizontal de dicha letra, está orientada hacia el norte-noreste, y se cubre mediante crucería. Vamos a distinguir tres partes en ella:
-A: sector al norte de la intersección de las dos naves. Su parte más septentrional la ocupa la cabecera
-B: sector central, en la intersección con la otra nave.
-C: sector meridional, que incluye un coro alto.
Los sectores A y B parecen en principio formar una unidad, imponiéndose visualmente los dientes de sierra que flanquean los nervios. El largo espinazo y la imposta de puntas de diamante son otros elementos unificadores. Se ha aplicado aquí la discutida calificación de "mudéjar", por la aparición de diversos elementos de tradición almohade como los mocárabes de las ménsulas y claves o el angrelado que ornamenta los arcos que la plementería marca en los muros laterales. No los hay, sin embargo, en la cabecera. Ésta es plana, recurriendo a las trompas de arista viva para transitar al polígono, y presenta en el trazado de sus nervaduras una gran complejidad. En el sector C las nervaduras de trazado curvo nos llevan al tardogótico hispano, y los casetones del coro ya al pleno renacimiento.
Un amplio arco decorado con angrelado da paso desde el sector B a la denominada nave del Rosario (brazo vertical de la "T"), antiguamente conocida como nave de San Pedro Mártir. Fue medieval en origen, pero hoy se halla cubierta por medio cañón.
Entre las capillas destaca la de la Virgen de la Consolación -hermosa imagen gótica, copatrona de la ciudad-, que se abre en el muro de la epístola de la nave principal, justo enfrente del arco que da paso a la nave del Rosario. Fue labrada por el veinticuatro Jácome Adorno en 1537, presentando bóveda gótica y portada plateresca. A los pies se abren entre los contrafuertes una serie de pequeñas capillas en forma de qubba almohade: planta cuadrada con cúpula sobre trompas de arista. En la nave del Rosario destaca la capilla tardogótica que le da nombre. A oriente del templo se alza un claustro de grandes dimensiones.
La interpretación tradicional es la que seguidamente se expone. Tras la fundación del convento en tiempos de Alfonso X, se levantaría en el lugar hoy ocupado por la nave principal un templo de escasa entidad. Cuando en el siglo XV el culto a la Virgen de la Consolación trajo consigo fieles y dinero, éste se derribaría para construir en su mismo solar uno más amplio y adecuado. Se crearía a su vez una nave transversal, cubierta por madera, para albergar a los devotos de la imagen. Las obras, comenzadas con anterioridad a un documento de 1436, concluirían a principios del XVI con las bóvedas tardogóticas de los pies. Paralelamente se irían levantando el gran claustro (terminado en fecha muy tardía) y las diversas capillas. A principios del XVIII se reconstruiría y abovedaría la nave del Rosario, otorgándole su fisonomía actual[2].
Partiendo de esta misma interpretación, el historiador Hipólito Sancho de Sopranis realizó en los años treinta importantes aportaciones para el estudio de la obra medieval[3]:
a) Hubo un claustro primitivo a occidente del sector septentrional de la nave.
b) Al fondo de la nave del Rosario se encontraba la capilla de San Pedro Mártir, la cual era a principios del XV patrimonio y enterramiento de los Meyras, pasando después a una rama de los Cabeza de Vaca que había enlazado con aquellos.
c) Las bóvedas de los sectores "mudéjares" -A y B-, a pesar de su aparente unidad, son dos obras de cronología distinta. En aquél en el que se produce la intersección con la otra nave, los nervios descansan en ménsulas de mocárabes de las que parten hacia el suelo delgadas columnillas cortadas. En el que hemos denominado A, sin embargo, los mocárabes se transforman en piñas cónicas de entrelazo. Una ligera desviación en el eje del espinazo le confirma su teoría.
d) Un documento de 1464 habla del “coro nuevo del dicho monasterio”. Identificando "coro" con "cabecera", Sancho afirmó que las bóvedas de este sector -A- pertenecen al segundo tercio del siglo, mientras que las del central -B- habían de estar realizadas antes del documento de 1436.
Décadas después, en obras editadas póstumamente, realizó otras dos aportaciones:
e) Las bóvedas tardogóticas de los pies de la nave principal no pertenecen a principios del XVI, sino a poco después de 1550, fecha en la que se hundieron las primitivas. Ello explica la aparición de esculturas renacentistas en las claves[4].
f) Las obras de ampliación comenzaron exactamente en 1430[5].
No había consultado Sancho la Historia de Xerez del padre Rallón (1666) para escribir su Historia del Real Convento de Santo Domingo de Jerez de la Frontera (1931)[6]. Sí lo hizo para su fundamental Introducción al estudio de la arquitectura en Xerez (1934), afirmando que aquél comete algunos dislates (sic) acerca de la historia del edificio, los cuales se cuida de no especificar[7]. Es comprensible, pues aquellos no encajan con lo que él había escrito en su Historia.... Precisamente el testimonio de aquél jerónimo es lo que aquí nos interesa.
Según Rallón, "en el mesmo sitio, donde hoy está fundado el convento, huvo una Mesquitilla, o oratorio de los moros con una huerta y algunas casas para sus alfaquíes". Más adelante afirma que los dominicos "començaron un Edificio corto y hiçieron su Iglesia que hoy se conserva, valiéndose de la Mesquita, que está en forma de fortaleça con sus almenas, para Capilla Mayor, corriendo una Iglesia pequeña, que oy es bodega y hace cara a la plaça que llamamos el llano de San Sebastián: el Convento fue lo que oy sirve de Claustro de legos, molino ofiçinas y altahona"[8]. Frente a la capilla de la Consolación “se abrió un grande arco del cual comienza otro pedazo de Iglesia hasta la que fue Capilla mayor y Mezquita de los moros que hoy se llama de San Pedro y hoy es de los Cabeza de Bacca Sucesores de Basco Pérez de Meira, de modo que hace otra segunda Iglesia, y tiene por capilla mayor la de Nuestra Señora de la Consolación. (...) Es obra más antigua que la de la Capilla de Nuestra Señora, con que me persuado a que se hizo al mesmo tiempo que la Iglesia principal y que dende luego se puso la Imagen en el mismo sitio donde está, y que Jácome Adorno no hizo más que adornar y dotar la capilla”[9].
Estas afirmaciones alteran la interpretación tradicional del conjunto. Que no son dislates nos lo confirman los dibujos de Van den Wyngaerde mencionados arriba, que representan en primer término el convento de predicadores.
Por lo pronto, vemos en el lugar hoy ocupado por el extremo occidental de la nave del Rosario (o sea, los pies de la "T") la "mesquitilla" referida. Su planta cuadrada, cúpula trasdosada y merlones, posiblemente escalonados (el dibujo no desciende a tanto detalle), indican que nos encontramos ante una de las numerosas rábitas en forma de qubba que durante el periodo almohade proliferaron en las cercanías de las principales ciudades hispano-musulmanas y norteafricanas, y que a menudo fueron reutilizadas por los cristianos[10]. En bastantes casos les añadieron una nave de pequeñas dimensiones, configurando así un modelo de iglesia rural destinado a tener gran éxito en el Aljarafe sevillano[11].
Esto es lo que ocurrió en el convento de predicadores de Jerez. Tras la donación de terreno realizada por Alfonso X, los dominicos decidieron utilizar una rábita allí existente como cabecera de su templo, colocando en ella las armas del monarca[12]. Se le añadió al norte la modesta nave cubierta a dos aguas que se representa en los dibujos, siguiendo un eje paralelo a la Alameda Cristina (antiguo llano de San Sebastián), justo donde se halla el actual convento. Vemos también, abocetadas, una serie de diminutas ventanas y, sólo en el preparatorio, la crujía septentrional del claustro desaparecido.
Las obras de ampliación emprendidas en 1430 no podían realizarse hacia el oeste, pues el camino hacia Sevilla marcaba por occidente el límite del territorio concedido a los dominicos, por lo que se decide hacerla en sentido opuesto. Comienza así a levantarse una nueva nave al otro lado del pequeño claustro, el cual con el tiempo será sustituido por uno mucho mayor cuyos cimientos se empiezan a poner a oriente. Al mismo tiempo se levanta la nave del Rosario para enlazar la obra nueva con la primitiva capilla mayor, desde entonces conocida exclusivamente como capilla de San Pedro Mártir.
Para aprovechar el largo espacio resultante se coloca la Virgen de la Consolación donde hoy (la documentación permite suponer que, como decía Rallón, Jácome Adorno no hizo más que construir una nueva capilla donde estuvo la primitiva), de tal manera que la nave transversal albergase a sus numerosos fieles.
Volvamos las imágenes. Vemos una nave del Rosario más corta que la actual, pero con su misma altura y bóveda de medio cañón. Ello nos descubre que el abovedamiento data en realidad del segundo tercio del XVI, y que lo que se hace a principios del XVIII no es sino derribar la qubba y alargar y redecorar la nave. El dibujo definitivo representa entre los contrafuertes tres ventanas o arcos ciegos, pero sólo existe hoy, muy alterado, el más oriental, que es el único que aparece en el preparatorio. ¿Son los otros dos, uno de los cuales parece contener un arco de herradura, añadidos del artista?
Problema parecido presenta la cabecera de la nave principal. En el dibujo definitivo es poligonal, tiene amplios ventanales, e incluso parecen distinguirse unos canecillos. Sin embargo hoy es plana, y no hay restos de canes, siendo ésta la imagen que ofrece el preparatorio (o así parece, pues en la cubierta hay un trazo recto que no encaja con el muro). Aunque Van den Wyngaerde solía ser meticuloso en sus representaciones, quizás en esta ocasión, a la hora de componer la vista general sobre los bocetos previos, reinterpretó algunos elementos.
Por lo que respecta a la cronología, creo que la nave del Rosario se levanta muy pronto, para enlazar la rábita con la nueva nave que empieza a construirse, concretamente con el espacio que albergaría desde entonces a la Virgen de la Consolación. Ello hace pensar que sea éste -el sector B- lo primero que se cubre de aquella, para que funcione como cabecera de una nave destinada al culto de la imagen. La combinación de elementos góticos arcaizantes como los dientes de sierra y las columnillas cortadas con otros almohades tales como el angrelado (con la particularidad de presentar un lazo en la clave de cada lóbulo) o los mocárabes -que podían estar presentes en la rábita reutilizada- es habitual en Jerez en el cuatrocientos. Tal vez al mismo momento (segundo tercio del XV) pertenecían las bóvedas de los pies hundidas en 1550, cuya morfología desconocemos[13].
En cuanto a las capillas en forma de qubba de este último sector, posiblemente se realizaron algo después, a lo largo del último tercio del siglo (consta que al menos una ya estaba construida en 1478)[14]. Aunque en la Baja Andalucía, sobre todo en Sevilla, se recurre con asiduidad a esta tipología a la hora de realizar capillas particulares, hemos de suponer que las de nuestro edificio tuvieron su más cercana inspiración en la capilla de San Pedro Mártir, por ser enterramiento de la rama más prestigiosa de los Cabezas de Vaca en el siglo XV[15]. Hemos de tener muy presente que la asimilación de las formas islámicas acontece una vez que ha habido una reutilización previa de los edificios muslímicos por parte de los cristianos. La adaptación de qubbas para capilla mayor o capilla particular -y en este caso se dan sucesivamente las dos funciones- favorece la progresiva asimilación de esta tipología en el repertorio formal cristiano.
Las bóvedas del sector septentrional -A- son posteriores a las del central. Lo demuestran no sólo la desviación del espinazo y la sustitución de los mocárabes, sino también la cesura en el exterior de las cubiertas que, ya representada por Van den Wyngaerde, es aún hoy día perfectamente visible. La capilla mayor fue adaptada para ser enterramiento de Pedro de Vera Mendoza -gobernador de Canarias- y sus descendientes. A su vez, un documento de 1598 afirma que, con posterioridad a 1506, “el dicho convento deshizo (la capilla mayor) para la volver a reedificar y hazer de nuebo”[16]. Aunque estas bóvedas puedan ser obra del último tercio del XV, hay que convenir que sufrieron reformas en la primera mitad del siglo siguiente cuya intensidad y extensión resulta por el momento imposible de precisar[17].
Dos capillas jerezanas de planta longitudinal se hallan emparentadas con la obra que nos ocupa, por el uso de bóvedas de crucería con espinazo, dientes de sierra, terceletes y trompas de arista en la "cabecera", impostas de puntas de diamante, ménsulas y/o claves de mocárabes, columnillas cortadas, etc. Se trata de la capilla de la Paz en la parroquia de Santiago y la de los Villavicencio en San Lucas (en la cabecera de la nave de la epístola, hoy oculta por una falsa bóveda)[18]. Pero sin duda la obra más cercana a la que nos ocupa, sobre todo por la complicación en el trazado de las nervaduras de la cabecera, es la mitad oriental de la parroquia del Salvador de Vejer de la Frontera. Sobre ninguna de estas obras tenemos fechas seguras, aunque parecen pertenecer a momentos avanzados del XV.
Así pues, hemos de distinguir en la obra del templo de Santo Domingo las siguientes fases desde su fundación hasta finales del XVI:
1) Reutilización de una obra almohade como cabecera de una pequeña nave, y creación de un pequeño claustro (s. XIII-XIV).
2) Comienzo de un nuevo templo paralelo al anterior, y erección de una nave cubierta por madera que lo enlace con la cabecera primitiva. El arco abierto a la nave del Rosario y las bóvedas del sector B pertenecen a este momento (segundo tercio del XV). La obra es gótica, aunque asimila elementos almohades.
3) Abovedamiento del sector septentrional (último tercio del XV, con reformas del XVI cuya intensidad no podemos concretar).
4) Reconstrucción de las bóvedas de los pies, ya en gótico tardío, y abovedamiento con medio cañón de la nave del Rosario (entre 1550 y 1567).
Si añadimos a todo esto las capillas en forma de qubba (último tercio del XV) y las gótico-platerescas (segundo cuarto del XVI), así como la erección del gran claustro (XV-XVI), se evidencia una sincronía de estilos diferentes que manifiesta la diversidad de opciones estéticas y la capacidad de asimilación de la arquitectura jerezana durante el tardío medievo y la primera modernidad.
Queda así establecido un planteamiento para la relectura de este templo, cuya complejidad estructural y decorativa ha de ser explicada teniendo muy presentes las necesidades cultuales, así como la reutilización de una obra almohade y la parcial asimilación de formas islámicas, integrándolas en el repertorio formal cristiano.
[1]. R. L. KAGAN: Ciudades del Siglo de Oro. Las vistas españolas de Anton Van den Wyngaerde, Madrid, 1986, págs. 55-67 y 315-317. Dibujos: Viena 13, Londres 10ro.
[2]. Esta interpretación la difundió M. ESTEVE GUERRERO: Jerez de la Frontera, 20 ed. Jerez, 1952, págs. 175-180.
[3]. H. SANCHO DE SOPRANIS: Historia del Real Convento de Santo Domingo de Jerez de la Frontera, vol. 1, Almagro, 1931. Idem: "Introducción al estudio de la arquitectura en Xerez", en Guión. Cuadernos de estudio, Jerez, 1934, págs. 49-58. Estas aportaciones no han sido recogidas por otros investigadores.
[4]. H. SANCHO DE SOPRANIS: "La arquitectura jerezana en el siglo XVI", en Archivo Hispalense n1 123 (1964), págs. 16 y 21.
[5]. H. SANCHO DE SOPRANIS: Mariología medieval xericense, Jerez, 1973, págs. 21 y 22. Por desgracia no se especifica la fuente de la que obtiene tal fecha, que se contradice parcialmente con lo que él mismo había escrito con anterioridad.
[6]. E. RALLÓN: Historia de la muy noble y muy leal ciudad de Xerez de la Frontera, tratado último, Jerez, 1926.
[7]. SANCHO: Introducción, pág. 57, nota 11.
[8]. RALLÓN: ob. cit., págs. 47 y 48.
[9]. Ibídem, pág. 57.
[10]. L. TORRES BALBÁS: "Rábitas hispanomusulmanas", en Al-Andalus, 1948, págs. 475-491. B. PAVÓN MALDONADO:"En torno a la qubba real en la arquitectura hispano-musulmana", en Actas de las Jornadas de cultura árabe e islámica, Madrid, 1981, págs. 247-262.
[11]. D. ANGULO IÑIGUEZ: Arquitectura mudéjar sevillana de los siglos XIII, XIV y XV, reed. Sevilla, 1983, págs. 102-107. A. J. MORALES MARTÍNEZ: "Reflexiones sobre algunas iglesias mudéjares del Aljarafe sevillano", en Mudéjar Iberoamericano. Una expresión cultural de dos mundos, Granada, 1993, págs. 39-54. Aunque la mayoría de los ejemplares aljarafeños parecen pertenecer en su integridad a tiempos cristianos, algunas cabeceras pueden ser de época musulmana.
[12]. RALLÓN: ob. cit., pág. 55.
[13]. No podemos precisar a qué se refería el documento de 1464 encontrado por Sancho en el que se hablaba del "coro nuevo".
[14]. C. GARCÍA PEÑA: Arquitectura gótica en la provincia de Cádiz. Diócesis de Jerez, Universidad Complutense de Madrid, 1990, págs. 829-830.
[15]. R. SÁNCHEZ SAUS: Linajes medievales de Jerez de la Frontera, págs. 13-17. En prensa. Agradezco al doctor Sánchez la gentileza que ha tenido de facilitarme la consulta de este trabajo antes de su publicación.
[16]. Este documento lo presentó GARCÍA: ob. cit., págs. 831-835 y 1575-1584. Su interpretación del mismo es que se refiere tan sólo “a las partes bajas, las gradas, que se sustituyeron por un corredor”. Sin embargo, los términos utilizados parecen indicar que la obra afectó a las bóvedas.
[17]. Si las obras afectaron tan sólo a la cabecera se explicaría la desaparición en aquella del angrelado y lo complicado de sus nervaduras.
[18]. Estilísticamente cercanas se hallan también la capilla bautismal y la contigua de los Suárez de Toledo en San Mateo (ambas con bóveda estrellada), así como la de los Sarzana en San Juan de los Caballeros.
Enhorabuena por este artículo, que no conocía. Muy bueno.
ResponderEliminarMuchas gracias. Por furtuna, las investogaciones han avanzado de manera considerable gracias a otros colegas, así que pronto podré ofrecer algunas novedades sobre este edificio.
ResponderEliminarDe nada. Ya espero esas novedades. Sobre la Iglesia Mayor, aparte de lo publicado por Repetto Betes o Esperanza de los Ríos, ¿se sabe algo más? Mesa Ginete hablaba de un plano de la misma de 1646. ¿Sabes algo de eso? Gracias.
ResponderEliminarSobre eso no sé nada. Sospecho que la cabecera gótica que debió de tener (obviamente orientada hacia el Este, es decir, hacia la calle Visitación) la realizó el mismo equipo que la nave de Santo Domingo, que ahora estoy en condiciones de asegurar que la realizó el mismo equipo que hizo San Dionisio, el Divino Salvador de Vejer y lo que hubo en Santa María de Arcos y en Santa María la Coronada de Medina Sidonia, entre otras realizaciones.
ResponderEliminarAh, cuidado con Repetto. Dice que en la torre hay puntas de diamante mudéjares, cuando ni las puntas de diamente son mudéjares, ni lo que hay en la torre es este motivo, sino trilóbulos tardogóticos. Un saludo.
Por cierto, aunque como apuntas, este artículo no ha sido citado en los trabajos que dices, en la Carta Arqueológica sí se hace mención de él, en nota y en bibliografía. Su difusión es minoritaria, es verdad, pero lo digo por si te sirve de consuelo... Yo te cito en un trabajo de próxima aparición, pero necesitaría el texto original de la revista para la paginación, te lo digo por si me lo puedes adjuntar en un correo. Y la cabecera orientada hacia el Este de la Iglesia Mayor medieval sería lo lógico, sin embargo, tengo mis dudas al respecto. En Wyngaerde no aparece en paralelo al Arroyo, como dice Esperanza de los Ríos, y tenemos dos cuerpos, uno hacia la derecha de la torre y otro hacia la izquierda. En este último, la primera sección parece una entrada a un patio, como lo que aparece en el dibujo del mismo autor que apuntas en este artículo para el convento de Santo Domingo. La rábita tiene a los pies esa puerta que da paso a ese pequeño claustro que pienso sigue fosilizado hoy en día donde tienen su cementerio los frailes dominicos. Ahí debe de haber restos de esa "mezquitilla" de Rallón, que lo mismo no se refería a esa rábita sino al reducto almenado que está hoy conservado en parte en los Claustros del XV. Y de la Iglesia Mayor no hay mucha información. Esperanza de los Ríos y Repetto se limitan a parafrasear a Moreno Meléndez y Mesa Ginete, y la primera hace una interpretación muy superficial del dibujo del amigo Wynga.
ResponderEliminarAnte todo, perdón por la tardanza en contestar, y gracias por el interés en este trabajo.
ResponderEliminarLa paginación del artículo está indicada justo en las primeras líneas de esta entrada. En el lugar donde ahora resido (trabajo en un IES en los límites de la provincia de Jaén) no tengo el original para poder escanearlo y enviarlo, lo siento mucho, aunque cuando vaya a mi tierra por Semana Santa podría hacer una fotocopia si fuera necesario.
En cuanto a la primitiva iglesia mayor, sospecho que en ella debió de trabajar el mismo equipo que realiza Santo Domingo y San Dionisio, pero no tengo ni un solo dato que de momento me permita confirmarlo. El análisis de Van den Wyngaerde me resulta muy escurridizo en lo que a la Colegial se refiere. He sabido de tus recientes aportaciones sobre la primitiva aljama por boca de unos colegas. El asunto es de enorme interés. ¿Tienes algo publicado ya? Yo no puedo ayudar sobre el tema, desafortunadamente, salvo a la hora de aseverar con rotundidad que la torre actual no tiene absolutamente nada que pueda calificarse como mudéjar. Los trilóbulos que rematan su primer cuerpo son un motivo propio del tardogótico europeo; en Jerez a veces aparecen asociados a obras "gótico-mudéjares", pero donde aparecen con más frecuencia es sin duda en el gótico tardío local.
(Luego sigo...)
(... viene de antes)
ResponderEliminarAhora sobre Santo Domingo. Si no te he entendido mal, lo que me planteas es que a lo mejor la "mesquitilla" de la que hablaba Rallón era la fortaleza que sirvió de base al claustro. Pues parece que no, la lectura de su texto no deja lugar al menor asomo de duda:
"començaron un Edificio corto y hiçieron su Iglesia que hoy se conserva, valiéndose de la Mesquita, que está en forma de fortaleça con sus almenas, para Capilla Mayor, corriendo una Iglesia pequeña, que oy es bodega y hace cara a la plaça que llamamos el llano de San Sebastián".
Teniendo en cuenta que ese llano no es sino la Alameda Cristina, parece seguro que cuando Rallón hablaba de la "mesquitilla" usada capilla mayor se refería a la qubba dibujada por Van den Wyngaerde. No puede ser otra cosa. Otra cuestión es que Don Laureano y Doña Rosalía no conocieran mi artículo... o no quisieran citarlo. Ellos sabrán, pero me temo que con su omisión han quedado "con el culo al aire", porque las pruebas aquí expuestas me parecen irrefutables.
Además, un colega cuyo nombre no puedo citar, porque de momento no estoy autorizado para ello, me ha pasado hace poco el borrador de un completo estudio sobre la historia medieval del cenobio realizado a partir del estudio directo de las fuentes documentales; ese trabajo que no solo viene a confirmar plenamente mis teorías, sino que aporta muchas cosas nuevas de interés. Y otro colega más está trabajando muy seriamente sobre la obra del gran claustro gótico. Creo que sus aportaciones van a ser muy interesantes.
(... luego sigo).
(... ya termino).
ResponderEliminarSolo indicar que estoy ahora mismo dando los últimos toques a un trabajo relativamente extenso (230 páginas) sobre toda la arquitectura "gótico-mudéjar" jerezana, incluyendo Santo Domingo, San Dionisio y las capillas de este estilo en las demás parroquias (la "de la Jura" entre ellas), así como El Divino Salvador de Vejer, Santa María de la O de Sanlúcar y los restos del primitivo templo de Santa María de Arcos.
Me ha llevado mucho tiempo hacerlo porque no ha sido fácil contrastar la bibliografía con los monumentos en sí mismos: la mayoría de los autores se limitan a copiar a los que vienen antes, incluyendo sus gazapos y añadiendo otros nuevos, pero sin aportar prácticamente nada novedoso. Solamente desenredar la madeja ha sido ya complicadísimo. Luego tuve que ir edificio por edificio fijándome en los más mínimos detalles. Por fortuna estoy contento de cómo ha quedado.
Lo que sí me gustaría es que en el futuro hicieran con mi trabajo lo que yo he hecho, en ese texto que estoy acabando, con el de otros: citarlos a todos, refutar lo que se tenga que refutar aportando argumentos científicos, y aceptar -y por ende dar por válido- aquello que resista una verificación empírica. Lo que me parece fatal es dejar fuera de la bibliografía al personal, como ya hizo en su momento Manuel Esteve con Hopólito Sancho. Por ejemplo.
Un saludo y gracias de nuevo por el interés. Eso me anima a seguir adelante.
Pásame tu correo electrónico de alguna manera. El mío lo tienes en mi perfil de blogger. Un saludo,
ResponderEliminarMuy interesante los comentarios que se vierten en este blog sobre la posible fecha de construcción de la portada meridional de Nuestra Señora de la O. Enlazado con ello están los escudos de armas que figuran ahí: Guzmán y la Cerda. Pero antes de comentar sobre ellos, me gustaría tocar la afirmación que hace el autor de que son "las lises, sucesoras de las antiguas abejas". Me gustaría saber de dónde saca que las lises suceden a esos animalitos. Ya se usan por los Capetos en Bouvines (1214), según Hervé de Pinoteau, y antes no usaron armerías los Capetos, sino en ramas menores, pero no la primogénita de los reyes de Francia. De las armas de Guzmán y de la Cerda, ya hablaremos en otro momento.
EliminarMuchísimas gracias por las puntualizaciones "ilmen". Me encantaría que un especialista en heráldica trabajase sopre esa portada occidental de Santa María de la O: seguro que arrojaría mucha luz sobre el tema.
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