Ayer tuve un desagradable desencuentro con un investigador al que, sin conocerle personalmente, respetaba y hasta admiraba. Un señor que, comprensiblemente,
terminó bloqueándome y, más tarde, consiguiendo que Blogger eliminara una primera versión de esta entrada. Cierto es que debí haberme moderado. Pero no me va a callar: aquí puede ustedes leer la versión corregida –es decir, autocensurada– y aumentada.
La raíz de los acontecimientos la ha desencadenado su promoción de un capítulo del programa Cuarto Milenio parte del cual gira en torno al Castillo de Santiago de la localidad gaditana. Voy a explicarme con claridad. Los fenómenos paranormales no existen. Mezclar la investigación científica seria con la “investigación” en lo paranormal es un fraude. El veterano programa del señor Iker Jiménez, ese mismo que aseguró que Jesucristo predicó en el Coliseo, no es sino un atentado contra la ciencia y contra la investigación histórica rigurosa.
Participar en calidad de historiador serio en un
programa de semejante perfil es poner los conocimientos
propios, los que se adquieren con esfuerzo y con rigor, al servicio de fines que no son sino engañar al ignorante para conseguir audiencia y, por ende, sacar dinero. Hacerlo con la excusa de dar promoción a la
ciudad me parece un paso más, otro más de los muchos que se están dando
en nuestros tiempos, para convertir el patrimonio histórico y artístico
en un parque temático.
Esa maravillosa ciudad que es Sanlúcar de Barrameda no necesita recursos semejantes para reivindicar su legado. Colaborar
en algo así y hacer promoción del resultado dentro de una página presuntamente seria de Facebook
dedicada a la historia me parece un menosprecio a las muchas
personas que, con mayor o menor intensidad, con mejores o peores resultados, nos dedicamos a
investigar sobre el patrimonio sanluqueño. Y que eso venga de alguien
que se dedica a la educación secundaria no me parece menos triste:
espero que los alumnos de este señor, tras verle participar en ese programa, no comiencen a creen que en los
muros del castillo se escuchan los quejidos de los fusilados
durante la represión franquista. Represaliados que también se merecen un respeto: el de la memoria histórica seria. Que se utilicen sus circustancias en un programa sobre apariciones fantasmales me parece todo lo contrario.
Y no, en Jerez no estamos mejor: aquí tenemos a dos personas que afirman estar realizando investigaciones históricas entrando en contacto con las almas en pena de los personajes de nuestro pasado. ¡Así nos va!
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